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¿Quién es Juana de Angelis?

Mentora espiritual del médium Divaldo Franco, el Espíritu Juana de Ángelis es la autora de importantes obras que abordan temas existenciales, filosóficos, religiosos, psicológicos, cuyo objetivo es la iluminación del ser humano. Además de convertirse en best-sellers, sus libros alcanzaron gran reconocimiento entre religiosos, filósofos espiritualistas, psicólogos, parapsicólogos y demás estudiosos del alma humana. Su escritura es bella y profunda, expresión pura del amor evangélico y enseñanza práctica para alcanzar la alegría, la paz y el crecimiento interior.

En el plano espiritual planeó la construcción de la Mansión del Camino, en alusión a la “Casa del Camino” de los primeros cristianos, fundada por Divaldo Franco en la ciudad de Salvador, Brasil (véase en este sitio web: Divaldo Franco).

Entre sus reencarnaciones anteriores, se destacan la de Juana de Cusa, una de las mujeres que acompañaron a Jesús en la crucifixión; sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) pseudónimo de la ilustre escritora Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, y Joanna Angélica de Jesús (1761 – 1822), bahiana, hermana religiosa y luego abadesa que protagonizó un doloroso drama en la Independencia del Brasil (véase en este sitio web: Tres historias).

Servidora de Cristo, Juana de Ángelis se dedica desde hace siglos a iluminar a sus hermanos de la Tierra. A mediados del siglo pasado, cuando “las potencias del Cielo” se conmovieron y un movimiento de renovación se extendió por América y Europa, haciendo sonar a los “cuatro vientos” la canción de la esperanza con la revelación de la vida inmortal, Juana se sumó al equipo del Espíritu de Verdad para llevar a cabo el trabajo de implantación del cristianismo redivivo, del Consolador prometido por Jesús.

En el último capítulo de su libro Después de la Tempestad, refiriéndose a los componentes de su equipo de trabajo, nos informa:

“Cuando se preparaban los días de la Codificación Espírita, cuando se convocaban trabajadores dispuestos para la lucha, cuando se anunciaban las horas predichas, cuando se organizaban sembradores para la Tierra, escuchamos la invitación celestial y nos apresuramos a ofrecer nuestras humildes fuerzas, a fin de servir en la íntima condición de labradores del suelo donde deberían caer las simientes de luz del Evangelio del Reino.”

En “El Evangelio según el Espiritismo” encontramos dos mensajes firmados por “Un Espíritu amigo”. El primero (Cap. IX § 7), con el título “La paciencia”, fue dictado en El Havre, en 1862. El segundo (Cap. XVIII, §§ 13 a 15), titulado “Se dará al que ya tiene”, fue recibido el mismo año que el anterior, en la ciudad de Burdeos. Si observamos bien, notaremos en esos textos el estilo de Juana. En “La paciencia”, la autora finaliza del mismo modo en que acostumbra hacerlo en sus mensajes actuales: presentando a Jesús como el modelo a seguir en nuestras actitudes, sean cuales fueren las circunstancias.

En el mundo espiritual, cuando varios Espíritus ligados a Juana, antiguos cristianos equivocados, se preparaban para reencarnar, ella los reunió a todos y planeó construir en la Tierra, bajo el cielo de Bahia (Brasil), una copia, aunque imperfecta, de la comunidad donde se encontraba en el plano espiritual, con el objetivo de redimir a los antiguos cristianos y crear una experiencia educativa que demostrase la viabilidad de vivir en una comunidad realmente cristiana, en los días actuales. Espíritus gravemente enfermos vendrían en la condición de huérfanos, encontrando una oportunidad de perfeccionamiento, para liberarse de las obligaciones kármicas más dolorosas, avanzando siempre hacia Jesús.

Especialistas capacitados fueron invitados para trazar los lineamientos generales de esas tareas e instruir a los pioneros de la futura obra. Cuando estaba todo esbozado, Juana procuró entrar en contacto con Francisco de Asís, y le solicitó que examinara sus planes y la auxiliase para llevarlos a la práctica en el plano material. El Pobrecito de Dios estuvo de acuerdo con la instructora y se ofreció a colaborar en la obra, siempre que “en esa Comunidad jamás fuese olvidado el amor a los infelices del mundo o negada la caridad a los hijos del Calvario, ni se pretendiera destruir las mejores edificaciones del sentimiento moral”. En ese ínterin, los colaboradores fueron reencarnando en lugares diversos, en épocas diferentes, con distintas instrucciones y experiencias para que, al poco tiempo y cuando fuera necesario, se los convocara para cumplir los compromisos asumidos en la Espiritualidad. No todos residirían en la Comunidad, pero dondequiera que se encontrasen, enviarían su ayuda, extenderían el mensaje evangélico solidario y vigilante, ligado al trabajo común.

La Institución fue creciendo, siempre comprometida con la asistencia a los sufrientes de la Tierra, los caídos en las pruebas, los que se encuentran a un paso de la locura y del suicidio. Gracias a las actividades desarrolladas, tanto en el plano material como en el plano espiritual, con la terapia de emergencia a recién desencarnados y atenciones especiales, la “Mansión del Camino” adquirió una vibración de espiritualidad que sustituye a las vibraciones humanas de los que allí residen y colaboran.

En 1964, Juana de Ángelis, por intermedio de Divaldo, escribió su primer libro espírita: Mies de Amor. Es ella quien lo inspira en las conferencias, junto con otros Espíritus, como Vianna de Carvalho y Amélia Rodrigues, despertando a las almas adormecidas hacia el cumplimiento de sus responsabilidades. Ante la imposibilidad de atender a todos los sedientos de luz a través de la palabra hablada, Juana comenzó a escribir más libros, más páginas de consuelo, que son distribuidos por varias partes del mundo, traducidos a diversos idiomas, imprimiendo mejor en los corazones sufrientes y carentes de luz el mensaje de amor del Maestro Galileo.

Espíritu líder, Juana invitó a entidades elevadas para participar en su equipo. En la literatura surgen Rabindranath Tagore, Víctor Hugo, Manoel Philomeno de Miranda, Amélia Rodrigues, Marco Prisco, Vianna de Carvalho y otros. En el área de la desobsesión, invita al Espíritu Simbá, pseudónimo de un tuareg nubio que vivía cristianamente, como “buen samaritano”, en las arenas calientes del desierto. Para atender a la mediumnidad, convocó a João Cleofás. En la orientación espiritual, reunió un grupo de médicos y enfermeros espirituales, entre ellos, el Dr. Bezerra de Menezes, Scheila y otros abnegados servidores. En el campo de la asistencia social, invitó a Analía Franco, Fabiano de Cristo e innumerables Espíritus con experiencia en el servicio al prójimo.

En uno de sus mensajes nos dice: “Es evidente que nuestras pretensiones no ambicionan transformar nada, sino reformarnos a nosotros mismos. Primero, encender de entusiasmo y esperanza a la Tierra y a las personas de nuestros días, profundizando estudios en el organismo de la codificación espírita, con el fin de llevarlo al entendimiento de las masas, repitiendo las experiencias santificantes de los “hombres del camino”, que abrieron las puertas de las percepciones a las Entidades Espirituales en sus cenáculos de comunicación con el Reino de Dios.

(Fuente: “La Venerable Juana de Ángelis” de Celeste Santos y Divaldo Franco.)

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